RELACIONES TÓXICAS EN LA FAMILIA
- Karla Cerrato
- 14 sept 2020
- 3 Min. de lectura

No nos engañemos, la familia es uno de los escenarios más comunes en los que se vienen a dar las relaciones tóxicas. Quizás resulta más difícil que en otros contextos porque no se pueden evitar. Es mucho más fácil poner punto y final a la relación con tu pareja o tu amigo que hacerlo con tu suegra, tu hermano, tus hijos, tus padres… Sin embargo, las relaciones tóxicas en la familia son bastante habituales.
Lo cierto es que la familia nos viene impuesta y no podemos elegirla, lo cual requiere que nos adaptemos a ello. En estos casos hay dos tipos de familias: las rígidas y las flexibles. Ambas son las primeras en las que abunda la toxicidad, fruto del uso intenso e irracional del poder. El hecho de que alguien abuse de su poder implica gran dificultad a la hora de relacionarnos, no nos permite expresar con libertad nuestros sentimientos y opiniones, conversar o mostrarnos tal y como somos. Estos son los vampiros emocionales.
La mayor parte de nosotros ha sufrido la imposición, la envidia dentro de nuestra familia, Es obvio que lo más probable es que no podamos romper esa relación, pues un vínculo familiar el el cual hay individuos de diferente edad, sexo y diferentes generaciones que comparten normas cuyos integrantes están unidos además por la intimidad y el afecto.
El problema viene cuando existe carencia o exceso en la necesidad de esa conexión emocional dentro de la familia:
Si un miembro no puede satisfacer sus necesidades emocionales dentro de la estructura del hogar es cuando la situación se puede complicar.
También, si un miembro tiene exceso de atención en su infancia, puede crecer pensando que esto es lo normal, y exigir de sus padres una atención excesiva, que cuando sea adulto exigirá a otros.

¿Cómo puede dañar las relaciones tóxicas emocionalmente?
El desamor, el desapego, la falta de respuesta afectiva del entorno.
La escasa o nula estimulación.
El exceso de estimulación.
El clima familiar violento hacia el bebé o entre los demás integrantes de la familia. La violencia es dañina en todas sus formas: física, verbal, emocional, explícita o implícita.
La depresión en la familia.
La inestabilidad, el desorden y la falta de rutinas.
¿Cómo podemos frenar las relaciones familiares tóxicas?
Para poder frenar este tipo de relaciones en la familia la clave está en la comunicación y las habilidades sociales, además de en el establecimiento de unos límites firmes y claros.
Algunas de estas claves son:
Empatía. Ponerse en el lugar de la otra persona y ser sensible al otro facilita las relaciones, pero esto no significa ser sumiso y ceder cuando no se desea hacerlo.
Ser asertivo. Poner freno a las luchas de poder, la invasión del espacio íntimo o modular el sentimiento de derecho que algunas personas de la familia ponen límites, algo que se consigue con la asertividad en la comunicación.
Cuidar las formas. Es muy importante expresar lo que uno piensa con educación y al hacerlo ser considerado con el otro.
Tener la capacidad para tolerar la frustración y estar preparado para aceptar un no.
Habilidad asociada a la tolerancia a la frustración que va unida a la capacidad para esperar. Las personas impacientes suelen ser impulsivas y actuar más que pensar, lo que lleva en muchas ocasiones al conflicto. Por tanto, hay que pararse a pensar antes lo que se dice y cómo se dice.
La familia siempre está ahí para apoyarte y ayudarte incluso en tus peores momentos. Aunque no decidimos nacer en una u otra familia, la verdad es que los lazos afectivos que se crean con nuestros hermanos, padres, madres… son prácticamente irrompibles. No siempre las relaciones entre familiares son perfectas, pero si somos capaces de mantener la armonía, nuestros familiares son personas con las que podemos contar pase lo que pase. Sígueme en mis redes sociales @psitotipshn, y sigue creando más conocimiento.
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